Día 2

Se había pinchado el dedo con una espina y desde ese momento comenzó a adelgazar. Primero estaba feliz; por fin había llegado a su peso ideal. Cuando aparecieron las venas y los huesos definidos, se preocupó. Era como una pasa de uva; no había agua en su interior. Llegó incluso a no levantarse de la cama y la vida era un sueño completo.