Día 3

Acá encerrado, seguía sin entender el motivo de la sentencia. Todos los días leía en el diario atrocidades efectuadas por los distintos gobiernos o corporaciones transnacionales, cuyos objetivos eran el poder o el dinero. Su motivación había sido el amor.
Había asesinado a todos sus seres queridos para tenerlos siempre. Algunos tenían sus huesos en el sótano; otros seguían con sus pedazos en el refrigerador a la espera de ser ingeridos. Simplemente había incorporado un poco de cada uno y los había hecho suyo.